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Balance de Traslado

Hemos conseguido una nueva casa. Esta vez, parece ser, es definitiva. Nos hemos mudado, yo encontré trabajo y todo va estupendamente. Aunque debo puntualizar, que el jueves pasado (día 24) me despedí de mi "nuevo" empleo.

Me siento fatal. Me siento una cobarde... Quien lo iba a decir... Doña perfecta, renuncia de nuevo a un empleo, durando tan sólo un mes... Vaya, vaya, señorita Sabelotodosoylamejormuyválidaymuycorrecta... De vuelta a las andadas. Y esta vez la razón he sido yo. No me despidieron, no me echaron, no tenían queja sobre mi. Fui yo, que acabé hasta las mismísimas narices de poner buena cara.

Al final tendrán razón con eso de que soy una revolucionaria (no lo diré muy alto, para no creérmelo... Bajarme de la nube, a veces, cuesta demasiado...)

Encontré trabajo gracias a una familiar (es una santa, las cosas como son!). No de lo que yo quiero, puesto que de eso no hay, y más para una polluela recien salida del cascarón. Pero me ayudó hablando bien de mi y recomendándome.

Conseguí un empleo en un Burger King. Quien lo iba a decir! Yo, metida dentro de un restaurante de comida rápida!! Pues sí! Y estaba encantada. Me costaba pero, como me gusta trabajar y mantenerme activa, me adapté rápidamente. Tuve mis dificultades en el dominio de la freidora durante un par de golpes, pero lo superé y acabé dominando absolutamente todos los puestos en los que me pusieron. Dominé, en dos turnos, la mesa (dónde se montan las hamburguesas). El primer turno no tuve chuleta con lo que lleva cada una, en el segundo ya me sabía cómo se montaban la mayoría. El broiler (el asador de carne) fue cuestión de minutos aprender a usarlo. La barra, en la caja y en el preparado de pedidos, fue lo más fácil. La sala y las pilas, eso es innato. Limpiar sabemos todos, no? Y... La freidora... Fue otro cantar. En muchas ocasiones, el personal que toca freidoras se quema con cualquier cosa, tiene miles de obstaculos, tiene la situación límite de estrés. Era y, para mi, es el peor puesto en cocina. Tenías que estar pendiente de la pantalla, la retención, los botones, la comida en la freidora, la máquina dosificadora de patatas, poner la carne en el broiler, reponer la cámara, etc. La freidora significaba estar pendiente de todo y controlar que todos los fritos estuvieran en todos los sentidos. Parece fácil. Pero la "prueba de fuego", como me dijo un día la encargada, es acojonantemente difícil.

"Golpe" era el término que empleábamos para denominar a las horas puntas en las que la gente hacía cola para comprar su comida en nuestro restaurante. Aprendí también muchos otros términos con los que denominaban otras cosas. "Sala" es el comedor y la terraza, como muchos ya sabrán. "Retención" es el término que hacía referencia a las hamburguesas, fritos o comida en general, que ya se ha preparado y montado y está esperando para ser servida a los clientes, aún cuando éstos aún no la han pedido. "Gorra" eramos los empleados normales... En fin, términos varios, en general.

Me gustaba trabajar. La verdad, es que, a pesar de que hubiera gente que no me era agradable, me daba igual. Iba contenta a trabajar. Aunque desde el primer momento, casi el  mismo primer día, ya tenía a mi hermana y mi padre diciéndome que no era un buen empleo y que lo dejara. Por qué? Porque básicamente, cobraría unos 4,80€ brutos por hora trabajada. Mi contrato, firmado el primer día, era de unos 4 meses (con un mes de prueba, claro), a media jornada. 20 horas, que se extendían hasta las 32 horas, gracias a un anexo del contrato. Total? Todas las semanas trabajaba más de 20 horas y las que regalaba en cada cierre... Con horarios de turnos partidos, en los que sólo trabajaba, supuestamente, en horas puntas... Que me acababan ocupando todo el día. Con lo cual, era como trabajar 12 horas diarias. Y como estaba, relativamente, lejos de mi nuevo hogar, aún perdía más tiempo y dinero. Llegué a sacar cuentas... No llegaría ni a ganar 400€ y me dejaba en gasolina de entre 150-200€... No me compensaba... Pero aún así, yo quería seguir acudiendo.

Me gustaba trabajar y hacer lo que hacía. Lo hacía, a veces más animada y otras menos, pero siempre con la sonrisa en la cara. Me esforzaba mucho y pocos veían y valoraban el esfuerzo. Llegué a encariñarme con una encargada. Le cogí gran aprecio, por ser la única que prestaba atención a los nuevos y les daba la oportunidad de mejorar. Era empática con nosotros y nos trataba con cariño, aún cuando ella estaba al borde de un ataque de nervios provocado por el estrés del momento. La gerente también fue buena, pero no tanto como mi querida encargada. La recordaré siempre con una imagen de su sonrisa en mi corazoncito. Los otros dos encargados... Bueno, la otra encargada y el encargado en prácticas... No les recordaré con tanto cariño ni aprecio... Ella fue muy borde y le dijo a todo el mundo que yo era "muy contestona". Cuando ella me formulaba una pregunta y yo intentaba responderle su pregunta, me mandaba callar diciéndome "no me contestes!". Me quedaba estupefacta... No sabía qué decir... Me quedaba callada y volvía a la faena... Y el otro sujeto en cuestión... Bueno, qué decir... Me dijeron, al tiempo de estar allí, que le gustaba pinchar a sus empleados... Le gusta molestarlos, desmotivarlos, hacer comentarios soeces y fuera de lugar, le gustaba decirnos (sólo a los nuevos) que nos diéramos más prisa y que hiciéramos mucho más... Se le olvidaba, a ese pequeño picajoso, que él un día también fue novato en la profesión y que sabiendo no nace nadie...


Vamos, que me fui por acobardamiento. Estaba cansada de tener malos horarios, de no ver a mi familia, por culpa de esos turnos divididos. Estaba cansada de, en muchas ocasiones, recibir malas contestaciones de cierta encargada, cansada de recibir continuas desmotivaciones y comentarios fuera de lugar por parte de otro personaje, estaba cansada de que todos fueran mejores y, para ellos, yo nunca fuera mejor. Soy muy vanidosa, lo reconozco, pero también me juzgo mucho a mi misma, y sé cuando supero expectativas y cuando no. Y en esta ocasión, aún cuando me dijeron mis dos encargadas favoritas que les gustaba como trabajaba, a ciertos personajes que nada tenían que ver en cómo eran ellas, parecía gustarles apretar a otros empleados más de lo que uno mismo puede aguantar. Quien puede, en su sano juicio, reprochar llegar tarde 1 minuto, a penas 60 segundos tarde, a un empleado, que sí se encuentra en su puesto de trabajo? Yo, entonces,  me encontraba ya en la cocina lavándome las manos y preparada para mi puesto. Cómo pueden reprocharme algo que ni si quiera ocurrió, aún cuando yo llegaba cada día, más de 15-20 minutos antes de entrar a mi turno? Cómo pueden reprochar una "contestación" como mala, cuando alguien te pregunta y uno trata de responder a dicha pregunta? Cómo pueden reprochar absolutamente nada?

Fue toda una experiencia digna de vivir, pero que como profesional, no me aportó, desgraciadamente, nada. Me quedarán interrogantes que no entenderé. Sobre todo en temas de motivación al personal. Pero, puedo y pude irme con la cabeza bien alta de que di la talla y cumplí con las expectativas. Aunque decidí que aquel empleo, en ese restaurante en concreto, no era para mi. Pero sí estoy agradecida por haberme dado una gran oportunidad para crecer personalmente, más que como profesional. Tal vez, en un futuro espero próximo, si se repite la experiencia, que no sea en el mismo lugar.

En fin... Me he ido por las ramas... Lejos de ese puesto de trabajo, llevamos a cabo una mudanza. La que se supone que es la última mudanza en casa de mi padre. Tras escribir el artículo anterior, empezó a brillar una luz de buena fortuna y conseguimos una buena oportunidad para adquirir una casa. Cumplía y cumple nuestras expectativas y ahora es nuestro nuevo hogar.

Pinté mi dormitorio de naranja! Completamente!!! Tal y cómo yo pensé hace unos meses que lo haría, pero no sabía si algún día se cumpliría. Tengo mi habitación de un naranja energizante, vivo, lleno de vitalidad, que contrasta con el color de los muebles de mi habitación, cuando vivía en la casa que entonces, hace un año, fue mi hogar. Tal vez la pintura necesite algún retoque... No ha quedado perfecta. Pero es mi nuevo espacio y estoy encantada con él! Cada vez que entro, me recarga de buenas energías.

La casa en sí, me hace feliz. Aún cuando he perdido la mayor parte de mis míseros ahorros en intentar ayudar a poner mi granito de arena en ella. Mi familia sabe que no soy capaz, no del todo, de ser tan egoísta de cruzarme de brazos y no ayudar. No me apena, en absoluto, el perderlo todo por ayudar en casa. El dinero viene y va... Ya lo recuperaré de un modo y otro. Los estudios, llegarán... Y los viajes también. Pero una meta importante ya está cumplida. Poco a poco vendrá el resto.

Balance: Poco a poco resolvemos la situación. Estamos nuevamente asentados. Cada día más. Sentimos que nuestra nueva casa es nuestro hogar. La situación laboral... Bueno, mejoró y la hundí. Volveré a levantarla poco a poco. De momento, empezaré a trabajar en nuevos proyectos, aunque no lleguen a nada. Al menos, me mantendré más ocupada en algo que pueda abrirme camino.

Conclusión: Pese a todo, ha sido un final de mes muy positivo!! Ahora queda mantener el equilibrio. Y no seguir divagando con cosas que a nadie incumben...

Nos vemos pronto!
 
Eliolosqüe | TNB